26 de diciembre de 2007

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Pensamientos de viaje.

Walter Benjamin nación en 1892 en de Berlín, Alemania. De origen judío, tras la subida del nazismo al poder huyó a Francia donde escribe sus principales obras. Sin embargo, al invadir los nazis Francia, intentó huir a Estados Unidos a través de la frontera española, pero el gobierno de Franco le nego el paso de los refugiados hacia Lisboa. Estando en Port Bou, Benjamín, decidió quitarse la vida el 25 de septiembre de 1940. Estudió filosofía en Berlín y Turingia y se hizo ensayista y crítico literario. Fue teórico marxista y filósofo estético alemán. Fue allegado a la Escuela de Francfort, pero no miembro ya que ésta rechazo su tesis doctoral, un estudio del drama barroco alemán titulado “El origen de la tragedia alemana” (1928).
Una de sus obras es “Cuadros de un pensamiento”, publicado en Buenos Aires en 1992 por la editorial Imago Mundi. En el cuadernillo aparecen tres distintos textos que conforman dicha obra. El primero, “Omelette de moras”, es una pequeña historia. Cuenta un encuentro entre un rey y su cocinero. El Señor le pidió al otro que cocine un omelette de moras que tuviera el mismo sabor que había tenido uno que él había comido de joven. Entonces se encontraba perdido y con hambre luego de haber escapado con su padre de una guerra. En el bosque encontraron a una anciana que los invitó a su casa y les hizo omelette de moras. La condición del rey fue que el omelett que su servidor debía hacer, tenia que tener el mismo sabor, que lo reconfortara de la misma forma. Si lo lograba, el cocinero se casaría con la hija de su señor. Si no, sería ejecutado. El cocinero, luego de oír la petición, le pidió al rey que lo matase ya que sería incapaz de cocinar un omelette que hiciera sentirlo de la misma forma: “¿cómo habría de condimentarlo con todo aquello que saboreaste aquella vez?”(1). Finalmente, el rey le perdonó la vida. El relato me pareció ingenioso. Pude también relacionarlo con los viajes; con un cambio en la perspectiva de todos los sentidos por estar en una situación diferente a la habitual. Como en el caso del rey cuando joven, ese omelette resulto único debido a la citación extremadamente inusual en la que se encontraba.
El segundo texto se llama “Las novelas policiales en los viajes”. Este texto me resulto bastante interesante. Aquí habla de los viajes en tren y el mundo que se crea en torno a ellos. Habla de dioses del ferrocarril; el dios de la caldera “(…) que arde a través de la noche, de las náyades de humo que se mueven encima del tren”; del demonio de lo sacudones, “el señor de todas las canciones de cuna.”(2) Habla de la “(…) sucesión de pruebas míticas y peligros que se presenta(n) al espíritu de época en forma de “viajes de ferrocarril” (2). Ingeniosamente, Benjamín crea toda una mitología en torno a un simple viaje en tren. También alude a los límites espacio-temporales que se dan en situaciones como estas. A las llegadas tarde, que significan la perdida del tren, a la soledad del compartimiento y el terror a lo desconocido al que uno se enfrenta al llegar a un andén desconocido. Se plantea un paralelismo entre el viaje y un cuento, una pesadilla. Propone sin embrago, una solución a estos miedos que aquejan al viajante y consiste en “(…) anestesiar un miedo mediante otro.” (2) Con estos nuevos miedos, se refiere a los que produce una novela policial. Concentrándose en un libro que a su vez produce nuevas tensiones, o como dice Benjamín, “(…) pesadillas ociosas, de cierto modo vírgenes” (2), el viajero puede contrarrestar las pesadillas arcaicas del viaje. También propone historias más amenas como Sherlock Holmes, que son absorbentes y hacen del viaje un trámite menos tedioso. Luego, da un último giro donde habla de lo que el viaje brinda a la lectura. Acierta al decir que la lectura en los viajes suele ser más dedicada. Es decir, “¿en qué circunstancias está mas compenetrado en la lectura y puede sentir su existencia mezclada tan fuertemente con la del héroe?” (2). Todo el entorno, los sonidos, los movimientos, las situaciones que se dan en un viaje en tren aportan a crear un ambiente propicio para la lectura.
Finalmente, hay un pequeño texto bajo el título de “Mar del Norte”. Es un texto extraño, que comienza con un paralelismo entre el tiempo y el hogar. Benjamín dice “El tiempo, en el que también vive quién no tiene hogar’ se vuelve un palacio para el viajero que no dejó ninguno al partir.” (3) El tiempo se vuelve un hogar para el viajero. Hace luego una poética descripción de una ciudad. Parece ser una ciudad sumamente poblada, bella y arreglada, con familias burguesas que cuidan mucho del aspecto de sus moradas. Por ciertas palabras que el escritor elige me hace pensar en una ciudad vacacional donde loas familias emigran para descansar frente al mar.

Biografía:
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/benjamin.htm
http://www.zonalibre.org/blog/vengando/archives/067202.html
“Omelette de moras”, Cuadros de un pensamiento, Benjamín, Bs. As. Imago Mundi, 1992.
“Las novelas policiales en los viajes”, Cuadros de un pensamiento, Benjamín, Bs. As. Imago Mundi, 1992.
“Mar del Norte”, Cuadros de un pensamiento, Benjamín, Bs. As. Imago Mundi, 1992.


Amparo López

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