2 de octubre de 2007

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Interpretaciones e intertextualidad en El corazón de las tinieblas y Apocalypse Now

La historia principal en El corazón de las tinieblas no es contada por el primer narrador que aparece en el texto, sino que el encargado de crear la ficción aquí será un marino que viaja junto con este primer narrador anónimo. Este personaje (el marino) se llama Marlow. Según se lo presenta en un principio, este personaje era un hombre de mar sereno, pensativo y experimentado, cuya afición era contar historias inacabables acerca de sus viajes realizados.
Al hablar de la forma característica de contar historias que posee Marlow, el primer narrador la compara con los relatos de los demás marinos y se sirve de la metáfora de la nuez. Mientras que los marinos ponen énfasis en el núcleo de la historia, concentran toda lo importante en el interior de la nuez; Marlow por su parte pondrá énfasis en la forma en cómo se relata, en aquella forma de relatar que envuelve al núcleo, en el caso de una nuez, en la cáscara. Cada cáscara posee su textura única y particular. Es decir, a este marino en particular le importará más cómo se cuenta lo que se cuenta, y no, específicamente qué es lo que se está contando. Y en efecto, esta tendencia se ve a lo largo de todo su relato. De alguna manera la cantidad de detalles, las “ilustraciones” y la forma de contar nos permiten ponernos en la piel de Marlow y dimensionar lo que él sintió a lo largo de su viaje. Si se debe resumir en pocas palabras qué es lo que llega a trasmitir, hallaremos oscuridad, misterio, indefinición. A su vez esta forma de narrar vuelve al relato un verdadero relato, lo vuelve literario.
En este caso este marino nos relatará una historia que data de una época de su vida en la cual se había ofrecido para trabajar en una compañía que comerciaba marfil.
Durante el viaje de su historia, Marlow escucha un nombre reiteradas veces, el cual va ganando cada vez más lugar en sus pensamientos y despierta en él cierta ansiedad. Estamos hablando de Kurtz, a quien la mayoría de los personajes que cruzaban al protagonista describían como una especie de ídolo. A través de los comentarios, Kurtz se presentaba como un hombre excepcional, brillante y excelente comerciante; un genio.
Del primero que oye el nombre de Kurtz es del principal contable de la compañía, a quién conoce días antes de embarcarse a cargo de un barco, al arribar a la sede de su compañía. Luego también recibió referencias por parte del director general de la compañía, quien entre otras cosas le comentó que el notable señor Kurtz se encontraba enfermo.
Quién no le habló de la misma manera fue el supuesto fabricante de ladrillos que se encontraba en la estación central y que veía en Kurtz un obstáculo para su propio ascenso, considerando la agilidad del ídolo en el negocio del marfil. Si bien reconoció al igual que los demás que era un genio, objetó que sus métodos de trabajo no eran del todo adecuados.
A esta altura Marlow se encontraba hastiado de oír aquel nombre del cual todos hablaban grandilocuencias y que para él significaba “solo un nombre”.
Mientras viaja, como ya se dijo, el pensamiento de Kurtz se va apoderando de nuestro narrador a tal punto de sentir fuerte necesidad de hablar con él.
Por último recibirá la máxima muestra de adoración hacia “el genio” al arribar a la última estación del corazón de las tinieblas, al escuchar los relatos del individuo inglés vestido con la ropa de colores emparchada. Este quizás es uno de los personajes más importantes. En la película lo podríamos encontrar como el personaje del fotógrafo. No obstante en ambas ficciones (es decir, en la novela y en el film) cumpliría la misma función en tanto al peso semántico que implica: representa de alguna forma la locura, el espíritu aventurero y juvenil, la acción, la experiencia pura. Kurtz es básicamente su vida, vive para él. Es a partir del momento en que aparece este personaje (el fotógrafo), cuando se empiezan a operar los cambios más significativos con respecto a la concepción formada acerca de Kurtz, cambios que lo llevan hasta la instancia de ganarse el rechazo de su tripulación, la cual no guardaba ningún aprecio para este ídolo. Se podría interpretar que Marlow al arribar a este personaje, ha arribado a la locura.
Finalmente, al igual que la mayoría de sus informantes, nuestro protagonista termina por admitir que Kurtz es un hombre notable. De hecho siente un profundo vacío tras su muerte. Esto se ve luego en su experiencia al volver a Londres, “la ciudad sepulcral”. Y lo encontramos muy bien resumido en el siguiente fragmento del libro:
“No, no me enterraron, aunque hay un periodo de tiempo que recuerdo confusamente con un asombro tembloroso, como un paso a través de un mundo inconcebible en el que no existía ni esperanza ni deseo (…)”
En efecto, después de la muerte de Kurtz, se puede interpretar que Marlow continúa su viaje a la deriva, y solo lo finaliza al encontrarse con la prometida del difunto. El viaje no ha finalizado hasta que habla con ella. Por eso ella cumple un rol muy importante en el viaje.
Básicamente, la novela trata de oscuridad, soledad y locura, de lo desconocido. La locura está presente en varias escenas. Como ejemplo podemos tomar el del barco que dispara sin cesar hacía la nada (escena que también se repite en Apocalypse Now). La locura aparece en el personaje que recibe a Marlow, así como también en Kurtz, que se ve poseído por fuerzas extrañas de la selva del corazón de las tinieblas.
A diferencia de El corazón de las tinieblas, que se desarrolla en el continente africano en una campaña de colonización en busca de marfil para comerciar, la película Apocalypse Now inspirada en este libro, se sitúa en el contexto de la guerra de Vietnam (1958 – 1975).
En esta guerra se enfrentaron la República Democratica de Vietnam (apoyada por la Unión Sovietica) con la Republica de Vietnam (respaldada por los Estados Unidos), en el contexto mundial de la guerra fría.
La película narra el viaje que realiza el Capitán Willard del ejército de EE.UU. junto con una tripulación de cuatro integrantes a bordo de un bote en una misión en medio de la guerra. El objetivo de Willard (álter ego de Marlow) es encontrar y matar un Coronel de apellido Kurtz en Camboya, debido que éste último ha enloquecido según las autoridades del ejército y ha organizado su propia guerrilla con nativos salvajes.
En El corazón del las tinieblas, el objetivo de Marlow no se presenta tan claramente como en la película. Podría ser que en este caso el protagonista cumplía un rol de mensajero, llevando paquetes a Kurtz. Aunque también se observa como personalmente va sintiendo la necesidad de encontrarse con él.
El capitán Willard por su parte ha estado esperando que el ejército le dé una misión en esa guerra. Esta espera es una espera desesperada, la cual puede verse reflejada en la desesperación por ser mandado a la guerra, presente en la primera escena de la película, en la cual lo vemos al actor Martin Sheen en un estado deplorable de ebriedad. Su misión llega y su objetivo final es terminar con Kurtz. Sin embargo la tripulación que le es encomendada desconoce totalmente este objetivo.
La tripulación esta compuesta por un chef, dos jóvenes negros de barrios bajos de estados unidos y un surfer de California. Todos son jóvenes e irresponsables, con excepción de uno de los negros que está a cargo del timón: el se muestra reflexivo y serio.
Todo el viaje esta envuelto tras un velo de locura, probablemente producto de la soledad en el bote. A esto se suma las alucinaciones y paranoia producidas por el consumo de estupefacientes y alucinógenos por parte de algunos componentes de la tripulación. De alguna forma la vida de los tripulantes no tiene demasiado sentido.
Y, de hecho, casi nada en la guerra tiene sentido. Ya desde el título advertimos que Coppola nos quiere mostrar una visión apocalíptica acerca de la Guerra de Vietnam (o por qué no, y generalizando, de cualquier guerra). Donde quiera que se observe se ve sangre, locura, desenfreno, muerte y sinsentido.
Entonces vemos que el cineasta se sirve de la ficción de Conrad y de esa locura y sinsentido, para luego atravesarla con el tema de la guerra, logrando una rica resignificación, produciendo nuevos sentidos y dando así uno de los mejores ejemplos existentes de intertextualidad.
Desde la primera escena percibimos algo de locura en la actitud de Willard. La canción de The Doors, The end, nos habla del arribo a un final, de que ya todo fracasó, no hay nada nuevo y nada es seguro. A su vez relata escenas enfermizas.
Así, queda demostrado cómo cada detalle en la película contribuye a la construcción de esa visión apocalíptica, desde las escenas más básicas, hasta la música no casualmente usada, junto con las escenas más espectaculares, como en el caso de la escena del ataque con los helicópteros.
En esta ultima escena la música también esta cuidadosamente seleccionada junto con la cuidada caracterización de los personajes.
Willard con su tripulación arriban a una costa en la cual se encuentran tropas del ejército a cargo de un coronel apellidado Kilgore, el cual se encontraba totalmente fuera de sus cabales y demostraba un total fanatismo por el surf. Casualmente veía como a un héroe al surfer californeano que acompañaba a nuestro protagonista. Kilgore además de representar la locura, muestra la cara más representativa del libertinaje, la poca previsibilidad e improvisación en las acciones. Este coronel no posee moral ni consideración sobre nadie. Podría representar tranquilamente al ejército estadounidense en su conjunto.
Willard ve en Kilgore la ventaja de poder atravesar fácilmente en su viaje una zona bastante peligrosa que debía superar, por lo que serían de gran ayuda sus tropas. A continuación tendrá lugar una de las escenas más despiadadas de la película. Kilgore ambienta su ataque a una aldea poblada de civiles inocentes, con música; utiliza un casette que al reproducirlo se oye La cabalgata de las valquirias, de Wagner. Quizás utiliza está música para generar terror en la población. A mi interpretación, forma parte de lo mismo, solo un loco atacaría a miles de civiles indefensos, y uno más loco aun se molestaría en poner música para hacerlo. Aunque, sin embargo, las valquirias son las divinidades de la mitología escandinava que eligen a los héroes que morirán en los combates para que luego estos asciendan a los cielos para morir. De esta forma se cree un dios, al cual no le importa la muerte y el cual va a elegir en su ataque quién va a morir.
Al abandonar a Kilgore, Willard continúa solo con su tripulación. En los ratos de soledad se dedica a contemplar una y otra vez las fotos y cartas de Kurtz que le fueron facilitadas por la inteligencia del ejército. Se construye en él, la imagen de un personaje fuerte y poderoso. Leyendo sus cartas, el capitán comienza a cuestionar y replantearse si en verdad Kurtz no estaba del todo loco y confundido en su accionar.
Esta impresión de poder se mantiene al llegar a su encuentro, auque también guarda mucho misterio en si mismo.
A diferencia del libro, la película concluye con la muerte de Kurtz en la misma isla. Es Willard quien ejecuta al líder guerrillero, y tras su muerte pasa a ocupar su lugar y es adorado por los nativos al igual que su antecesor.
Vista toda la locura, y la poca consideración por la vida y los derechos humanos presente en la película, la construcción que se hace en la actualidad nos puede llevar a pensar rápidamente en la invasión a Irak por parte de EE.UU. (o también conocida como guerra de Irak). Se podría afirmar con tranquilidad que en este caso, la realidad supera a la ficción. Miles de soldados, y más son los civiles que mueren todos los días en esa maldita guerra.
La película nos lleva a replantearnos que sentido tienen las guerras. Nos da cuenta de que la locura humana y política no tiene límites. Al igual que como sucede en la realidad, Coppola nos muestra que no existe lugar para el razonamiento y menos para el dialogo; se trata netamente de acción sin sentido, disparar sin cesar sin mirar a quién se dispara, sin medir las consecuencias.
La historia se repite, una y otra vez, y el protagonista siempre es el mismo: el loco.

Lisandro Argañaraz

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