27 de septiembre de 2007

12

Texto de opinión en base a una problemática surgida en los documentales de “El tren blanco” y “Los recolectores”

El tema que voy a desarrollar es el de la presencia de valorasen las personas que se encuentran en situaciones económicas precarias. En “Los recolectores” aparece el altruismo, entendido éste como el cuidado desinteresado en procurar el bien ajeno: los espigadores urbanos que recogen muebles y electrodomésticos abandonados los arreglan y, cuando no se los quedan o venden, simplemente los regalan a otros vecinos que los necesitan. Pero la más importante demostración de amor desinteresado la hacia el prójimo la hace un espigador con conocimientos de biología, un profesor desempleado que enseña a leer a otros que viven con él en el mismo albergue. ¿Es acaso la misma situación límite de penurias económicas la que despierta en los más pobres el deseo de ayudarse mutuamente? En una sociedad donde imperan conductas frívolas, consumistas, hedonistas e individualistas que se han ido instalando como modelo a seguir, estas personas han recuperado los valores e ideales perdidos por el hombre light.
En “El tren blanco” todos ubican el momento de reunión familiar como el motivo de su alegría, descanso y paz. El estar juntos en familia justifica todo el esfuerzo y el sacrificio de tener que salir todos los días con una pesada carreta (su instrumento de trabajo), a buscar en las bolsas de basura cartones, papeles y diarios que luego cambiarán por unos pocos pesos. La familia les despierta valores como el compromiso, la solidaridad, la unión, es el estímulo que tienen para afrontar el día a día con valentía y coraje. Es realmente admirable: en unos, aparece la conducta altruista; en otros, la revalorización de la familia como institución social formadora de valores. La ética y moral que a veces se cree del todo perdida resurge en quienes son discriminados y menospreciados por haber nacido en condiciones desventajosas en un mundo materialista regido por las leyes del mercado, más que por aspectos esenciales que dan cuenta de la calidad humana de cada persona, como son los valores.
Tal vez el hecho de que estas personas hayan tenido que aprender a luchar con las desventajas de ser pobre los haya condicionado para que tengan una integridad moral superior a la de muchos de nosotros. Entonces, no quedan dudas de que el sufrimiento es la forma universal de aprendizaje.

Cristina Chinchi García

No hay comentarios: