2 de octubre de 2007

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El tren blanco, un mundo de significaciones

“El cartonero siempre busca su cartón, y es la miseria humana la que busca una razón”
La Zurda, “Hay un lugar”, Álbum: “Para viajar” (2007)

El significado de la palabra “viajar” con todas sus conjugaciones puede adquirir diferentes formas dependiendo de la cabeza que lo piense. Para algunos viajar es sinónimo de vacaciones, de placer, ocio; otros utilizan la palabra para un estado del organismo producido por el consumo de diferentes drogas. Pero, para muchos otros significa una oportunidad, una oportunidad que otorga el transporte para subsistir vinculada directamente a una fuente de trabajo. Y aquí también podríamos hacer un alto para observar que mientras que para algunos “trabajo” significa permanecer ocho horas en frente de una computadora, o detrás de un mostrador, para otros el trabajo es salir día a día a revisar, clasificar y recoger la basura de las calles de capital federal y Gran Buenos aires, en jornadas que comprenden ocho, diez, o más horas.
Justamente de esto trata el tren blanco, es simplemente un medio que vincula a cientos de desocupados con una ocupación que les permite una mínima subsistencia. Con imágenes de trenes, vías, furgones, carros, cartones y bolsas, el documental muestra particularmente escenas y relatos de la vida cotidiana de los cartoneros que viajan todos los días en el tren blanco de la Línea Mitre; ilustra una de las tantas caras de la pobreza que dejó la crisis política-económica-social que estalló en 2001.
Se escucha el sonido estridente de la bocina de un tren que, compuesto en su mayor parte por furgones, hace su arribo a la estación Ministro Carranza. A continuación, si es sabido que los pasajeros de este tren carecen de vestimenta suficiente, comida, dinero o salud, dejan demostrado que entre ellos no falta la solidaridad. Puede verse como unos a otros se ayudan entre si para poder subir al tren con los carros y que ninguno se quede afuera antes de que emprenda su partida. Se podría hablar en realidad de una comunidad del tren blanco. Se trata en su mayoría de residentes de dos barrios de José León Suárez, que, ante el problema de la desocupación, decidieron organizarse y negociaron con la empresa de trenes TBA la disposición de un tren apto, que les permita trasladarse con carros a Capital Federal para poder recolectar residuos.
Bob Marley fue quién alguna vez dijo “si no tienes trabajo, invéntate uno”, y, en correlato a esto, en el film se ve subrayada la importancia que para los recolectores “no oficiales” de residuos significa la palabra trabajo. En sus relatos destacan reiteradas veces que ellos consideran que el hecho de juntar basura es un trabajo, que, agradable o no, resulta dignificante. Uno “hace algo”, y, por contraste, al hacer algo deja de hacer “otra cosa”. En este caso, los cartoneros cuentan como trabajan todos los días para no tener que salir a robar, combatiendo de esta forma el hambre, la delincuencia e inconscientemente la desocupación, se inventan un trabajo.
Argentinos, paraguayos, bolivianos, hombres, mujeres, ancianos, niños o bebés; el tren blanco no discrimina sexo, edad o nacionalidad. Son todos los integrantes de este margen social llamado pobreza (y en el peor de los casos indigencia) los que salen a las calles revolviendo la basura sin protección alguna en las manos, arrastrando sus carros nada ergonómicos, en sus espaldas calle arriba y calle abajo. Los carros, los hay de todas formas y colores, grandes, chicos, de supermercado, con ruedas de bicicleta o de auto, cada uno diferente, aunque todos cumplen con una condición, la de no sobrepasar la mínima medida necesaria para poder pasarlo por la puerta de un furgón.
Si se puede destacar alguna constante que se deje ver en los relatos de los trabajadores entrevistados, son el esfuerzo, constancia y dedicación que vuelve su actividad un trabajo digno. Por eso el tren blanco no es solo un viaje, sino que es parte de su vida. En los testimonios se ven muchos chicos, los cuales dicen no recordar haber tenido algún momento feliz en los últimos tiempos: sus vidas se ven reducidas al tren y la calle.
Se puede concluir en que el documental es un recorte. En él las palabras tren, viaje, trabajo y cartón se encuentran íntimamente ligadas formando un todo. Ese todo es la vida de los cartoneros y no es más que eso. No hay tiempo para la recreación. Viven para sobrevivir, para juntar cartones. Pocos son los que tienen tiempo para el ocio. Además de las malas condiciones de trabajo y que éste implica recorrer las calles todo el día, la remuneración es escasa: 60 pesos por semana, según una cartonera: según ella, su vida es el cartón y la familia.
En lo personal para mi el tren significa una oportunidad, en otro tiempo lo fue para poder trabajar, hoy lo uso para poder estudiar fuera de mi ciudad. Además, es una forma de contactarme y concientizarme de la realidad con la cual convivo. Nunca saqué la cuenta, pero son muchas las personas, hombres, mujeres y sobre todo niños, los que desfilan por los pasillos del Ferrocarril San Martín, entregando tarjetas o simplemente dando un discurso sobre su condición social a cambio de monedas, a cambio de una limosna. Y también son muchos los cartoneros que han instalado sus viviendas a tan solo metros de las vías y esperan durante el horario de la siesta y por la media noche, a un costado del andén, a que pase el tren blanco, porque el Ferrocarril San Martín al igual que el Mitre, tiene un tren para cartoneros. Puedo asegurar que lo que se ve en el tren blanco no dista mucho de lo que sucede en “el San Martín” que realiza el recorrido de Retiro a Pilar. El film realiza una descripción bastante fiel de lo que es la vida de los cartoneros.
Suena paradójico que mientras que a San Martín muchos lo recuerdan por haber cruzado los Andes en una lucha por la liberación de los habitantes de nuestro territorio, hoy su nombre nos remita a un tren que cruza el conurbano bonaerense mostrándonos la injusta vida de los oprimidos y marginados por este sistema. Pero así es.
A su vez considero al tren una estafa, ya que el estado de los trenes es cada vez peor. Más de una vez he tenido que bajarme junto con los demás pasajeros a esperar otro tren en alguna estación, debido a que la locomotora se encontraba averiada. En las “horas pico” se viaja como ganado. En las horas en que el tren está algo vacío, no falta una señora que pegue un grito porque un menor pasó corriendo, le arrancó alguna cadena de oro del cuello o le arrebató el celular para luego saltar del tren en movimiento. Si alguien “tuvo la suerte” de viajar en el furgón en alguna oportunidad, se habrá dado cuenta que el olor a marihuana quemándose es algo de todos los días, acompañado por el sonido de las bolsas cargadas de pegamento, al inflarse y luego descomprimirse con las inhalaciones y exhalaciones del aire de los pulmones de algún desgraciado.
Por último, y muy relacionado con el párrafo anterior, el tren significa muerte. Tampoco llevo la cuenta de cuantas personas he visto y tenido que sacar debajo del tren después de haber sido atropelladas por éste en el año y medio de servicio que llevo como bombero voluntario, pero son bastantes. Cientos de transeúntes y pasajeros mueren al año en accidentes ferroviarios. Algunas veces por negligencia de las mismas victimas apuradas en las corridas de todos los días para ir a trabajar (aunque considerando las terribles demoras, la gente no tiene la culpa de estar apurada por temor a perder el tren y tener que quedarse clavada media hora hasta la llegada de la próxima formación). Otras veces la responsabilidad cae en parte importante sobre las autoridades, los pasos a nivel son un desastre, faltan carteles, cercados, señalización y no existe una campaña sería de prevención tanto por parte de las empresas como del estado.
Todo forma parte de una misma realidad: las muertes, la pobreza, la corrupción, los cartoneros, la inseguridad, todo es parte de lo mismo. Los cartoneros del documental dicen no tener más esperanzas de que su realidad y la del país cambien, según ellos, todo esta perdido. El tren blanco es un ejemplo de la solidaridad, gente que está en la misma situación dejando en claro que la unión hace la fuerza, fuerza para salir adelante. Pienso yo que es por medio de la solidaridad en conjunto con la educación, la única forma que existe para poder sacar el país a flote. Sin embargo hoy en día para mí eso no es más que una utopía.

Lisandro Argarañaz

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