10 de septiembre de 2007

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Retrato de una lectora adolescente

Desde siempre me interesaron los libros que leía mi papá. Un día me comentó acerca de un curso que estaba haciendo sobre James Joyce, un análisis exhaustivo de su obra Retrato del artista adolescente. A medida que me contaba sobre el autor, su forma particular de escribir despertaba interés en mí. Al notarlo, mi papá me compro el libro; una prolija traducción de Dámaso Alonso. Me alegró muchísimo recibirlo pero no comencé a leerlo en el momento. Casualmente, unos meses después en el colegio nos hicieron elegir un libro para hacer un trabajo. La profesora de Language and Literature llevo a clase unos cuantos de su colección, entre los cuales se encontraba Retrato del artista adolescente. Sin pensarlo dos veces, lo elegí y comencé a leerlo. Al enfrentarme a la obra de Joyce, sin embargo, descubrí que sería una tarea compleja debido a su forma particular de escribir. Para hacer la lectura más amena, a medida que leía, discutía el texto con mi papá y él me comentaba acerca de sus clases. Estas charlas me permitían entender mejor el texto, poder leerlo con más comodidad, aunque no dejó de ser un libro complicado. Disfrutaba mucho de las conversaciones con mi papá y eso me incentivaba a seguir leyendo, a sobreponerme a las dificultades que presentaba la novela.

El trabajo para Language and Literature dejó muy satisfecha a la profesora. Mi primer lectura del libro, sin embargo, a mi no me alcanzó. El año pasado, encontré ente una pila de libros el ejemplar que mi papá me había comprado. Decidí leerlo por segunda vez, esta vez la traducción de Alonso. El hecho de que estuviera en castellano me facilitó la lectura y pude disfrutarlo más. También contribuyo que fuese una relectura del libro y yo tuviera ya una idea de la historia central, lo que me permitió focalizarme mas en los juegos del escritor con el libre fluir de la conciencia. Además, a cada página encontraba al personaje principal más interesante y admirable. El libro es una autobiografía y a medida que leía su obra mi admiración por Joyce aumentaba. Me angustiaban las turbaciones del joven Dedalus, me emocionaban sus pequeños momentos de felicidad. Pero ante todo, me apasionó su firmeza al oponerse a los valores de su mundo; el atrevimiento que eso implicaba, y la determinación con que decidió ser fiel a su búsqueda y a su deseo. Encontré igual de fascinante el talento del escritor para la escritura y su interés por la literatura.

Elegí este libro porque fue uno de los primeros libros que compartí con mi papá. Le tengo un profundo cariño por eso. Luego le siguieron otros tantos, pero Retrato del artista adolescente sigue siendo el predecesor, y por lo tanto importante para mi. Me abrió varias puertas a diversos autores y estilos de literatura que hoy en día admiro mucho y aprecio poder haber llegado a ellos.

Amparo López

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